El CICPC en contra de los estafadores

 

 Aunque usted, no lo crea.

El siglo XXI va muy raro, pensé que después del COVID, aquella extraña epidemia que causó menos muertos que los normales por esta  violencia tropical pero que nos mantuvo encerrados durante casi dos años  , pudiese ser lo más impresionante que podía vivir, hasta que la mañana del 29 de abril de este año abro mi cuenta de twitter y leo con total asombro como el director de la policía técnica judicial, quien debía ser el personaje más serio de toda la administración pública anuncia como si de un gran logro se tratase que capturaron a un peligroso estafador (Nota de prensa ) que poseía un número indeterminado de envoltorios de anime con cartón que fungían como facsímiles de cocaína , en definitiva era un estafador que había  engañado a algún distribuidor de drogas en una isla del caribe.


 

Una noticia que pasó sin pena ni gloria, evidentemente no hay ninguna ley que te prohíba hacer falsos paquetes de nada, a menos claro que el narcotraficante en persona coloque una denuncia por estafa, en ese instante la policía, como defensores de la iniciativa privada que paga impuestos, bonificaciones y trae empleos al país debe ser defendida por lo funcionarios que para tal fin existen, pero ¿Qué narcotraficante serio deja que lo estafen?, ¿Cuántos carteles no tendrán cementerios enteros de gentes que pretendieron estafarlos? , ¿en serio iría uno de ellos a poner la denuncia? , ¿legalizaron la exportación de cocaína?, de otra no entiendo por cual razón no solo ejecutan el procedimiento, además emiten una nota de prensa donde hasta sale la fotografía de los falsos paquetes de cocaína que en emprendedor pretendía exportar, imagino que esa noticia y sus entretelones deben ser parte importante del aprendizaje de los policías latinoamericanos , unos las usaran para describir el contexto policial latinoamericano, otros la utilizaran para ilustrar a los futuros relacionistas públicos del momento exacto en el cual solicitar al jefe que firme la autorización, no vaya a ser que la tal noticia termine con su puesto de trabajo, siempre hay alguien con más peso de poder leyendo las noticias y esos pueden pedir tu cabeza en cualquier momento.

De esa nota hay muchas lecturas posibles, desde las escabrosas que hablan de la posibilidad de que los estafados hubiesen sido los policías o alguna cosa similar que describa como los tentáculos del narcotráfico llegan hasta las altas cúpulas del poder, tanto como para demostrar de modo Publio y notorio que defienden a capa y espada los intereses de sus socios, pero esta no me interesa, aunque truculenta tiene visos verosímiles que pueden atentar contra mi libertad. Me gusta más la posibilidad de que pudiese ser un oriental avispado, de esos miles que pululan desde Valle Guanape hasta más allá de Puerto Hierro , quien pasando toda la crisis económica descubre que puede sacar más ganancia engañado a cualquier traficante wannabe, solo necesitaba hablar con los chinos para que le facilitasen las cajas de desecho y sacrificar las boyas de un par de nasas, contrataba a un par de compadres además de la señora y los niños quienes armados con pintura al frio se encargaron de maquillar los paquetes para que perecieran a esos que anuncian las policías en las redes sociales, cada uno armado con una imagen fueron dando forma a los paquetes.

Mientras la familia oriental trabajaba  en su escondite, una comisión espacial del CICPC estaba rastreando el paso del narcotráfico por los caños del delta del Orinoco, entre una cosa y otra se enteraron  que Rudith Alexander Martínez Salazar  estaba en raros tratos buscando como vender treinta kilos de coca que  decía había obtenido como pago por sus trabajos como lanchero en los caños, rápidamente un agente encubierto se hizo con toda la información y pagó cincuenta mil dólares adelantados para poder obtener acceso a la mercancía. Cuando el “estafador” se hizo con la plata enseguida mandó a la mujer y a los hijos para Trinidad desde donde embarcarían para otra isla del Caribe, apenas lograse la entrega de lo que quedaba el haría lo mismo solo que desde su lancha, total, cuando los narcos descubrieran que todo era anime y cartón no encontrarían a nadie, solo que pobre estafador no contaba con la rápida y efectiva actuación de los cuerpos policiales, quienes urgidos por encontrar un caso grandioso que les diera alguna visibilidad dada la mala propaganda que tiene el cuerpo por culpa de la corrupción, el comandante del cuerpo (allá en Oriente, por supuesto) llama al jefe de la capital para notificar el hallazgo, desde la oficina central todos se movilizan y el estafador, creyéndose muy vivo por haber encontrado un pendejo a quien engañar para irse de aquel moridero de pobres que es Carúpano, está sin saber nada , sigue su trabajo de maquillar, manda fotos a los policías encubiertos y en el camino compra dos kilos de bicarbonato para hacerlo más real pues los “jefes”  están pidiendo pruebas.

Todo normal, el mismo jefe le comunica al ministro quien muy agradecido envía a todo el equipo de prensa presidencial a cubrir la captura del peligroso narcotraficante de la costa oriental venezolana, envía tres helicópteros de guerra, cuarenta funcionarios de elite arados con fusiles laser, en la retaguardia esperan veinte periodistas, tres vice ministros y un corresponsal extranjero, todos iban a ver el desarrollo del operativo antinarcóticos  más importante del año 2023, toman posiciones pero extrañamente no hubo disparos, solo gritos y la estentórea risa de un señor que es acallada por una sonora bofetada dada por un funcionario uniformado, como tenía la cara oculta por un pasamontañas (como todos los oficiales armados) nadie supo quién era, solo se especula que fue el oficial que estaba de incognito e hizo la negociación pero que luego de eso y con un ataque de furia patea el montón que en teoría debían ser no menos de cuarenta kilos de supuesta cocaína por lo que a todos pareció extraño que los paquetes pateados volasen por toda la estancia.

Ante tan bochornoso espectáculo, el pobre comandante de la policía debió hacer tan ridículas declaraciones, intentando salvar el honor del cuerpo pero cuyo daño estructural no podrá ser acallado, seguramente tanto el “estafador” como el policía infiltrado están presos e incomunicados, uno por pendejo y el otro por burlarse de la buena fe de los aguerridos agentes de la ley, quienes fueron por lana pero salieron trasquilados.

Ahora bien, es tan ridículo todo el asunto que se pueden hacer cientos de hipótesis pero apegado a los hechos documentados por infinidad de medios de comunicación nacionales y extranjeros, dejando por el suelo la poca credibilidad nacional, no queda más que pensar que todo es un show montado para desentender a la opinión pública sobre alguno de los muchos escándalos que se van moviendo al unísono a lo largo y ancho de la geografía nacional, solo resta decir que en Venezuela la policía es tan eficiente y democrática que evita que a los narcotraficantes se les estafe como a cualquier hijo de vecino, eso es un coto de caza que tiene dueño, para defenderlo está el estado.

José Briceño

15/05/2023

 


 

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