Reflexiones sobre el poder y sus excesos

 

 El sofá

Hay una historia que cuentan para dar un marco lógico a ciertas acciones ilógicas que toman algunas personas para evadir un problema, cierta vez llega un señor a casa luego de un largo día de trabajo y se encuentra con la poco edificante escena de ver a su esposa con el amante teniendo sexo desenfrenado en el sofá de su sala, por supuesto se arma el escándalo del siglo con gritos, llantos recriminaciones y todo el drama que por lo general podríamos imaginar ante tal escena, como eran un matrimonio de muchos años, ambas partes juran no volver a repetir el asunto y al día siguiente, el señor pone en venta el dichoso sofá a quien culpa de la infidelidad de su esposa, no resolvió nada pero vendió el sofá, en su mente era la opción correcta, quitar el elemento (que según él) hacia que su esposa fuese infiel. Evidentemente no resolvió absolutamente nada, la esposa lo convence de la culpa del sofá y decide muy prudentemente en seguir siendo infiel pero en algún hotel de paso donde difícilmente seria descubierta, mientras el cornudo sigue su vida pensando que con la venta del mueble evitó el divorcio.

Los verdaderos responsables 

Comienzo con esta “anécdota” porque me recuerda bastante a la inmensa cantidad de mensajes de felicidad por la muerte de la rectora del CNE venezolano. La verdad la señora no me agradaba, de hecho, conociendo cómo funciona el aparato del estado tampoco me agrada ningún alto funcionario y la razón es simple, sin importar cuan alto llegues en la escala del poder siempre estará supeditado a las órdenes de un manda más, tanto mejor si está bien pagado el favor de acallar tu conciencia en pos de continuar con el privilegio ganado a fuerza de ser un obediente funcionario, sin importar mucho cuánto daño haga en el camino, tanto más en situaciones como estas, tal cual los militares y policías, ellos obedecen órdenes superiores y por ser profesionales perfectos destazan a un preso para buscar información (real o imaginaria, eso no importa) , lanzar una bomba, disparar una ráfaga de metralla y hasta matar inocentes, total, ellos obedecen ordenes , en todo caso el problema es de quien las emite, tampoco importa mucho que existan leyes que permitan que un funcionario, policía, militar o similar pueda refutar una orden que les parezca inmoral, en ese caso les aplican la consigna de “tienes razón pero vas preso”, en ninguna parte del mundo ir preso es bueno pero en Venezuela a menos que seas un señor de las mafias, ir preso es peor que estar muerto.

Ahora bien, ciertamente la señora formaba parte del combo que nos tiene pasando mucho trabajó desde hace veinte años, tampoco es que hizo mérito alguno para que alguien la quisiera, ni tan siquiera daba sueldos dignos a los empleados del ministerio (o casi ministerio) donde gobernaba, todos ganaban la misma miseria que en el resto de las instituciones públicas, pero al final de todo era una ficha más de un sistema podrido. Insultar su memoria o hacer fiesta por su muerte no tiene ningún sentido, nada ha cambiado, si acaso los protagonistas pero ya veremos cómo pronto emerge algún otro funcionario dispuesto a lo que le ordenen para acomodar su estatus económico, por lo que tampoco es un triunfo su muerte, si acaso un tropiezo. Es tan ilógica la saña de muchos que creo que en el fondo es una operación de relaciones publicas para evadir culpas, todos los cómplices vieron la oportunidad de oro y remataron al personaje desde el paredón de las redes sociales, lo suficiente como para que un fiscal amenazara con culpar a los tuiteros de instigación al odio, seria muy interesante vernos a todos, unos cuantos millones entrando a los cuarteles para ser detenidos por instigar el odio ante un CNE que se lo ha ganado a pulso, algo así como castigar a un perro que muerde al amo luego de que este lo apalee cientos de veces hasta hartarlo.

Festejar su muerte se asemeja mucho a la alegría del cornudo que piensa que por vender el sofá su esposa nunca más va a disfrutar de los favores del amante de turno, en vez de ello deberíamos sentarnos a pensar en cual estrategia utilizar para evitar seguir siendo víctimas del fraude continuado y caer en cuenta de que sin importar lo que hagamos el sistema está orquestado para que los resultados sean siempre los mismos, sin posibilidad de auditorías extremas ni otras formas más veraces de asegurar que esos son los resultados. Hay millones que se caen a mentiras que con ese mismo CNE gobernado por una empresa experta en fraudes va a cambiar algo , de hecho me he tropezado con cientos de personajes que manejan estadísticas y se cae a embustes muy bien orquestados, falacias lógicas que les dicen, apostando a un candidato unitario como herramienta para vencer al estado.

Pero nadie ha levantado la mano para solicitar un cambio en el paradigma electoral, existiendo cientos de proveedores del servicio en el mundo, nadie se ha tomado el tiempo para pensar en proponer elecciones blockchain, creo es el único sistema que puede ser infalible, todos andan empeñados en darse topes con la misma piedra y seguir sumando desesperanza a un país que vive inmerso en el precámbrico temprano, donde ningún problema de fondo ha sido resuelto, todo lo contrario, con la excepción de ese 4% de la población que se ha visto favorecida con el estatus de millonarios (al modo del tercer mundo) , el resto sigue igual o peor de pobres, las diferencias entre clases sociales no solo se han profundizado, también se han vuelto  mucho más marcadas, la contaminación, el desespero, la educación pública que fue por muchos años la única gran ventaja de vivir en este país ha decaído hasta ser un recuerdo de lo que fue, un estado que prometía equidad en realidad ha entregado todo lo contrario, no puede haber equidad en un sitio donde la malvivencia es la norma, donde un Phd. Gana menos que un parquero de cualquier centro comercial de lujo venezolano, en fin, tenemos todos los males del pasado aumentados por la ineptitud de este presente.

Ahora la pregunta ¿es la muerte de Tibisay Lucena alguna ventaja para el futuro democrático nacional?, la respuesta es un no rotundo, ella era solo una ficha, el problema de fondo está entre los altos funcionarios del estado y sus cómplices necesarios dentro de la oposición, si  no me creen solo vean como reaccionó la oposición ante la demanda contra Venezuela por parte de SmartMatic, en cualquier otra parte del mundo hasta el ejercito hubiese tumbado a sombrerazos a TODOS los funcionarios electos bajo ese esquema fraudulento, el hecho de que hubiesen hecho fraude en una elección los haría sospechosos de todas, pero la oposición y todas las fuerzas “democráticas” prefirieron hacer mutis por el foro y seguir la pantomima, no nos engañemos , la muerte de Tibisay lo único que cambió fue sus estatus de posible juicio por traición continuada, su fallecimiento solo  deja libre una vacante con una gran cola de aspirantes, fue el sofá quemado en la casa del cornudo, no se soluciona nada insultándola, los culpables son otros, ella solo su cara visible, algo así como la pagapeos oficial con rango ministerial.

 José Briceño 

13/04/2023



 

 

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